Puebla del Príncipe es un pueblo situado en el extremo Suroriental de la Provincia de Ciudad Real, próximo a las villas de Terrinches, Almedina, Torre de Juan Abad y Villamanrique, con las que se comunica a través de carreteras comarcales. Su término tiene una extensión de 34 Km².
Emplazado en un cerro, presenta un trazado irregular y en pendiente en su viario, sobre todo en las calles del entorno de la iglesia parroquial y la torre medieval. Esta situación la encontramos en la mitad meridional del pueblo. A diferencia de ésta, la mitad norte, de más reciente expansión urbana, presenta un trazado más racional, con calles más amplias y rectas, con manzanas que adoptan la cuadrícula. Ambas quedan separadas por la carretera de Almedina a Villamanrique, que cruza la localidad de Este a Oeste, con el significativo nombre de Avenida de los Emigrantes.
En cuanto al caserío, predomina la vivienda de una y dos alturas. Lógicamente, en la parte meridional se localizan algunas que conservan la tipología tradicional. Al respecto, llama la atención el gran número de cercados y corrales tradicionales, con muros de tapial sobre zócalo de mampostería, unos bien encalados y otros aparentemente en desuso, sobre todo en el sector sureste.
El entorno viene marcado por un relieve montuoso, aunque sin grandes elevaciones a destacar, con continuas ondulaciones del terreno, puestas de manifiesto, por ejemplo, en el trazado de la carretera hacia Villamanrique. Esta circunstancia viene determinada por la presencia al Sur de las estribaciones de Sierra Morena. No obstante, al Este se extiende una depresión de campos abiertos, hacia el término de Terrinches, totalmente dominada desde el emplazamiento de la torre medieval. El olivo y las extensiones del cereal dominan el paisaje.
Zona de paso entre La Mancha y Andalucía, cuentan los historiadores locales que en las afueras de la villa se encontraron restos de civilizaciones prehistóricas, así como varios enterramientos excavados en la roca. Durante el período de dominación romana pasaba por su término la Vía Hercúlea o Augusta, y, posteriormente, en la Edad Media, el Camino Real de Valencia a Sevilla.
Desde el año 1243 perteneció a los dominios de Montiel, incorporándose a su Encomienda, la más poderosa de la región, creada en el año 1253. Esta vinculación determinó su primitiva denominación de “Puebla de Montiel”.
Su época de mayor esplendor coincidió con la segunda mitad del siglo XVI, teniendo como fecha señalada el 23 de Mayo de 1553, momento en el que consiguió su independencia como villa en manos del entonces príncipe Felipe II, cambiando su antigua denominación de “Puebla de Montiel” por la de “Puebla del Príncipe” en honor de aquel Austria:
«Llamase la Puebla del Principe, por razón de que la hizo villa el Rey don Felipe nuestro señor, siendo Principe Gobernador destos reinos por ausencia del Emperador nuestro señor, su padre que esta en el cielo llamandose antes que fuese villa la Puebla de Montiel, porque era aldea de la villa de Montiel ... Es villa desde veinte y siete dias del mes de mayo de mil y quinientos y cincuenta y tres años como consta del privilegio original concedido por el rey don Felipe, nuestro señor, siendo Principe.»
A partir de la segunda mitad del quinientos la villa comenzó a sentir la pérdida de vecinos que, llevados por la penuria que comenzaba a sentirse por la zona, decidieron emigrar hacia Andalucía, convirtiéndose en colonos de las Alpujarras, dentro de la política repobladora y pacificadora emprendida por Felipe II, encaminada a resolver definitivamente las revueltas de los moriscos de Granada.
En la segunda mitad del siglo XVII comenzó a evidenciarse cierta mejoría demográfica y económica, prolongada y consolidada en la siguiente centuria.